viernes, 4 de abril de 2014

SÍNTOMA PARANOIDE

Aquella noche llegó casi corriendo a su apartamento. Entró, prendió la luz y, sin soltar lo que traía del trabajo, se puso a mirar con sumo detalle todo lo que lo rodeaba, en busca de cámaras. De unas horas a ese momento, la inesperada certeza de estar siendo observado y seguido por algo o por alguien, terminó de convencerlo. Por eso tanto apremio al regresar, tanto interés puesto en la revisión exhaustiva de su casa, al cabo de la cual no encontró ni cámara ni micrófonos.

La tranquilidad de saber su intimidad segura contrastó con el sinsabor de saberla también ignorada. 

De haber encontrado alguna cámara, habría podido demostrarse que algo de especial tenía su vida; algo llamativo, algo digno de ser transmitido masivamente. Pero no. Al parecer, todo seguía igual. Su miedo a estar siendo observado constantemente no era más que ganas de darse más importancia de la debida.


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