viernes, 4 de abril de 2014

ALIVIA

Dicen que la mejor forma de descansar es yéndose de vacaciones. Tomando en serio esta afirmación, no habría entonces mayor descanso para un reo que salir de vacaciones a alguna concurrida calle capitalina, sin sentir -en ningún momento- el ojo avizor que lo persigue, que espía cada uno de sus movimiento y vigila cada una de sus más sutiles actitudes.


Y cuando el reo se canse de su monótona libertad -rodeado de gente que no sabe lo que significa vivir en una cárcel-, mansamente regresara a su celda, ya sea asesinando a algún cretino, asaltando algún usurero banco, golpeando a alguna frágil criatura con vocación de mártir o, simplemente, confesando algún delito -real o imaginario- que le permita recuperar la ilusión de alcanzar, algún día, si la vida alcanza, su ansiada y anhelada verdadera Libertad.

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