Fue entonces cuando aquella voz te dijo que te
detuvieras, que te quedaras quieto, y tú le obedeciste sin poner en duda lo que
aquella voz te había dicho, que eso era lo mejor, porque si sigues así tu final
vendrá muy pronto, con esa actitud no estás yendo a ninguna parte, te estás
matando, suicidioencámaracadavezmenoslenta, como a mordisquitos, te quedaste
quieto como una piedra de repente, pétrea hasta la mirada, te pusiste gris,
como brasa carbonizada apagada con un baldado de agua fría, como granito griego
quedaste, se te llenaron las venas de cemento espeso, y así seguiste
malviviendo, como la sombra de una estatua, como esperando a que las palomas te
cagaran, le apunten desde el cielo a tu cabeza, que te rompan el cráneo, porque
tú ya no tienes aquella fuerza que alguna vez tuviste de PEGARTE UN TIRO EN EL
MOMENTO INDICADO.
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